Contexto

"Yo tuve un hermano no nos vimos nunca pero no importaba.
Yo tuve un hermano que iba por los montes mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo le tomé su voz libre como el agua.
Camine de a ratos cerca de su sombra no nos vimos nunca pero no importaba.
Mi hermano despierto mientras yo dormía.
Mi hermano mostrándome detrás de la noche su estrella elegida."


Julio Cortazar
Las migraciones son uno de los fenómenos que caracterizan el proceso de globalización neoliberal. Es resultado de una situación económica, política, cultural y social relacionada directamente con los efectos perversos del modelo capitalista neoliberal, impuesto mundialmente y que impide el desarrollo humano. Un sistema que profundiza las históricas asimetrías sociales, económicas, políticas y culturales sometiendo a cada vez más millones de personas al miedo y la miseria, al hambre y la muerte; el modelo económico contemporáneo se funda en el desarrollo “espectacular” del 20% de la población mundial, que acapara el 84% de los recursos globales; un modelo depredador de la naturaleza, pone en serio riesgo la vida de millones de personas.

resto del documento Las migraciones son uno de los fenómenos que caracterizan el proceso de globalización neoliberal. Es resultado de una situación económica, política, cultural y social relacionada directamente con los efectos perversos del modelo capitalista neoliberal, impuesto mundialmente y que impide el desarrollo humano. Un sistema que profundiza las históricas asimetrías sociales, económicas, políticas y culturales sometiendo a cada vez más millones de personas al miedo y la miseria, al hambre y la muerte; el modelo económico contemporáneo se funda en el desarrollo “espectacular” del 20% de la población mundial, que acapara el 84% de los recursos globales; un modelo depredador de la naturaleza, pone en serio riesgo la vida de millones de personas.

Tras las políticas neoliberales los países del Sur se han convertido en países expulsores de sus ciudadanos consolidando estados frágiles, muchos de ellos azotados por dinámicas de conflictos bélicos, en situaciones abiertamente al margen del derecho internacional como la ilegal e ilegítima guerra de ocupación contra el pueblo de Irak, o la sistemática vulneración de derechos a millones de palestinos, configurándose una cada vez más profunda crisis del derecho de asilo; una realidad que sin duda, aumenta su crueldad en las injustas políticas migratorias.

La acción de las empresas multinacionales y sus megaproyectos, la deuda externa, la pérdida de la soberanía alimentaria y la explotación indiscriminada de los recursos naturales; la extensión y la fortificación de las fronteras, con muros, patrullas, las mafias, la trata y el tráfico de personas para la explotación sexual y para el trabajo esclavo, el tratamiento del inmigrante como moneda de cambio o como simple fuerza de trabajo. Se estima en sólo cuatro décadas habrá entre 150 y 200 millones de personas desplazadas por las consecuencias del deterioro medioambiental.

Hoy existen en nuestro planeta más de 250 millones de migrantes, frente a los 90 millones de 1990, y aunque los países del Norte no cesan de elevar sus muros físicos y de endurecer sus medidas legales para contener el éxodo de los parias de la tierra, tampoco pueden prescindir de su aportación, ya que su trabajo es parte esencial del crecimiento de sus economías y del sostenimiento de los sistemas públicos de protección social. Por otra parte, las remesas que los inmigrantes envían a sus países son vitales para el sostenimiento de las economías nacionales y de sus familias.

Cierre de las fronterasSe constata cada vez más que tanto Europa como Estados Unidos, sobre todo luego del 11S, vienen creando mecanismos para impedir que los migrantes lleguen a los países ricos. Además de intentar impedir, crece la tendencia de criminalizar a los inmigrantes, para que sean vistos como un peligro del cual los países tiene que defenderse.Por ello, se han creado mecanismos cada vez más agresivos, discriminatorios y que expresan una ola creciente de xenofobia. Las políticas más restrictivas, represivas y criminalizadoras por parte de los gobiernos de los países de destino, el incremento de la militarización y externalización de las fronteras, las patrullas armadas por tierra y mar, los muros físicos y virtuales y la creación de zonas de tránsito, están cada vez más presentes en los países de África y de Centroamérica y la construcción de nuevos muros, políticas que han ocasionado la muerte de miles de personas en la fronteras de los Estados Unidos, México, Marruecos, Canarias, Lampedusa y Europa.

La Agencia de Control de Fronteras (FRONTEX) es un instrumento evidente de estas políticas. Los migrantes deben estar encerrados y siempre más lejos de las fronteras de Europa y de Estados Unidos.

La raíz, graves violaciones de derechos humanos

Ante las graves, sistemáticas y masivas violaciones de los derechos económicos, sociales y culturales, se profundizan las históricas y estructurales asimetrías, haciendo aún más vulnerable la vida para millones de personas que finalmente tienen como común denominador y modo de pensar “aquí no hay futuro", frase reiterada, de quienes salen posiblemente para no regresar jamás.

Realidades que el Relator Especial de Naciones Unidas para los derechos de los migrantes ha expresado reiteradamente en sus informes que incluyen casos de: a) detención arbitraria, incluso de menores; b) condiciones de detención inhumanas; c) malos tratos en el contexto del control de fronteras; d) muertes a causa del uso excesivo de la fuerza por agentes de los cuerpos de policía y seguridad; e) deportaciones colectivas, expulsiones sumarias y vulneraciones de los derechos humanos de los deportados; f) impunidad por delitos cometidos contra inmigrantes; y g) violencia de género.

En sus comunicaciones a los gobiernos, el Relator Especial ha expresado también su preocupación por una serie de situaciones que conculcan los derechos humanos de los trabajadores migrantes, tales como: a) abusos en las condiciones de trabajo por parte de los empleadores, que en ocasiones suponen condiciones análogas a la esclavitud o al trabajo forzoso; b) retención de pasaportes; c) impago
de salarios; d) restricciones a la libertad de circulación, abusos verbales y físicos y condiciones precarias en el alojamiento que los empleadores pueden estar obligados a proporcionar; e) negación del derecho de asociación y reunión; y f) abusos por parte de las agencias de contratación de trabajadores migrantes como consecuencia de la falta de regulación de ese sector[1].

Este déficit puede comenzar en los países de origen con violaciones de sus derechos, ya sean económicos, sociales y culturales o civiles y políticos; puede tratarse de abusos y violaciones en los países de tránsito, sufridos en particular por los migrantes en situación irregular, que pueden ser víctimas de vulneraciones cometidas por las autoridades fronterizas, o incluso abusos como la extorsión por
tales autoridades; y finalmente en los países de destino, en los que los migrantes suelen encontrar condiciones de trabajo injustas y abusivas y discriminación.

Hasta cierto punto, este déficit de derechos puede persistir a nivel internacional, como demuestran los intentos de algunos países por limitar la aplicación de garantías fundamentales a los migrantes y la extrema reticencia expresada por muchos Estados a ratificar la Convención Internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares[2]. Ese ritmo relativamente lento de ratificación es también característica de los convenios de la OIT que tratan directamente de la migración[3] y de la Convención europea sobre la condición jurídica de los trabajadores migrantes[4].

Por ello, el derecho internacional de los derechos humanos es el marco en el cual los estados han de rendir cuentas. Es necesario procurar la responsabilidad jurídica, política y ética de todos los estados, tanto los de origen, transito y destino de las personas migrantes.”Las políticas migratorias no pueden estar al margen de los Derechos Humanos; éstos son patrimonio común de la humanidad y se debe asegurar su interdependencia, integralidad y universalidad.”


En este país???

Existe una amplia coincidencia en torno al carácter fundamentalmente económico de la inmigración que se dirige a España. El prolongado crecimiento de nuestro país, con un mercado laboral en expansión, atrae a las corrientes migratorias que proceden de países en los que las condiciones económicas y sociales son muy desfavorables para el desarrollo de las expectativas vitales de sus ciudadanos.

Esta combinación entre pobreza y prosperidad sigue constituyéndose en el núcleo que sigue moviendo a las personas a emigrar y que, en el caso de España, se ha materializado desde los años noventa al ser uno de los destinos preferentes de los flujos migratorios. En España se ha pasado en muy poco tiempo de tener 840.594 residentes extranjeros en 1991, muchos de ellos jubilados europeos, a 4.192.835 personas con residencia en vigor, según el Informe trimestral de 31 de marzo de 2008 del Observatorio Permanente de la Inmigración[5], de los cuales el 30,28% es latinoamericano. Además habría que añadir, según datos estimativos de diversos centros de investigación, cerca de un millón de personas más, sin papeles.

En los últimos cinco años se ha crecido a un promedio de medio millón de personas por año, pudiéndose realizar proyecciones que, de no cambiar las tendencias, situarían el volumen de la población extranjera residente en España en más de siete millones de personas en 2010 (en torno al 16% del total de la población)[6]. En términos globales, es el periodo de crecimiento económico el que ha permito absorber laboralmente a la inmigración recibida

El colectivo nacional con mayor presencia es el marroquí (675.906 personas), seguido muy de cerca por el rumano (664.880). A continuación se encuentran los ecuatorianos (413.642), los colombianos (264.549), los británicos (206.168), los búlgaros (136.504), los italianos (130.905), los chinos (126.057), los peruanos (123.161) y los portugueses (109.576). Si bien entre los extranjeros hay más hombres que mujeres, en el colectivo de resto de Europa y en el iberoamericano son mayoritarias las mujeres, con porcentajes del 55,37% y 53,54% respectivamente.

En seis de las quince principales nacionalidades se contabilizan más mujeres que hombres: República Dominicana (58,54% de mujeres), Colombia (56,31%), Bolivia (54,70%), Ecuador (50,93%) y Perú (50,09%). En España residen 532.239 extranjeros menores de 16 años (el 12,69%), 3.496.319 tienen entre 16 y 64 años (83,39%) y 164.107 (3,91%) tienen 65 años o más. Por continente, en todos los casos el grupo de edad mayoritario es el de 16 a 64 años.

La concentración de la población inmigrante en determinadas zonas, está dando lugar, por ejemplo a que en la Comunidad de Madrid se haya superado en el mes de enero de 2008, la proporción del 16% de la población[7] (1.060.000 personas el 16,62 % del total de la población de Madrid), incluso existen barrios de Madrid, en los que la concentración de población inmigrante puede llegar a ser del 40%.

Con la crisis económica

La extensión de la crisis económica mundial sumirá a 53 millones de personas más en la pobreza en los países en vías de desarrollo y, junto con el aumento de la tasa de la mortalidad, supone una seria amenaza para conseguir los objetivos internacionales para vencer la pobreza, según anunció este jueves el Banco Mundial (BM). Las nuevas estimaciones para 2009 sugieren que el menor crecimiento de los índices económicos atraparán a 46 millones de personas más que viven con menos de 1,25 dólares al día, y 53 millones más permanecerán sumidas en la subsistencia con menos de dos dólares al día.

Las estimaciones preliminares para 2009 hasta 2015 predicen además que una media de 200.000 a 400.000 niños más al año, lo que supone alcanzar la cifra de 2,8 millones, podrían morir si la crisis persiste.

El 2008, 2,6 millones de puestos de trabajo fijo fueron destruidos en los EEUU. En 1945, después de la II Guerra Mundial, se destruyeron 2,7 millones de fuentes laborales, pero, entonces, la Población Económicamente Activa (PEA) era mucho menor de la que hay ahora en dicho país. En total, en los EEUU, sobreviven cerca de 11,1 millones de parados y en Europa ante la oleada de cierre de empresas y pérdida de puestos de trabajo llegando ya a 8 millones, desencadenada por la inestabilidad económica. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) pronostica que la crisis global, originada en Estados Unidos, tendrá como consecuencia la pérdida de unos 20 millones de puestos laborales, y que los trabajadores inmigrantes serán quienes con más probabilidad resultarán despedidos.

En España, hasta enero del 2009, el pujante ejército de desocupados bordeó los 3,3 millones de personas, que representa el 11.1% de la PEA. Sólo en el mes de enero se cerraron cerca de 200 mil fuentes de trabajo en España. Está previsto que enero próximo nos encontrará con 4,5 millones de desocupados a nivel nacional (18.7% de la PEA). En cuestión de meses hemos pasado de alardear la octava potencia mundial en la industria, a ser la primera potencia de desocupados/as en el marco de la Comunidad Europea.

Las remesas de los inmigrantes desde España hacia el extranjero en enero fueron de 667 millones de euros, el 5,4 por ciento más que en el mismo periodo del año pasado, pero descendieron el 4,4 por ciento respecto a diciembre de 2007. Según los últimos datos del Banco de España, la cantidad de remesas enviada en enero fue un 13,4 por ciento inferior a la de octubre de 2007, cuando se alcanzó el máximo histórico de 770 millones de euros.
En el nuevo contexto de crisis económica, la burbuja especulativa de sectores con amplia captación de mano de obra inmigrante como la vivienda, han desatado una nueva dinámica a las políticas europeas de migración, aún más restrictivas y claramente en contravía de los derechos humanos, patrimonio del cual hace orgullo; consecuencia de esas políticas de cierre de fronteras que ha convertido al llamado Viejo Continente en la actual Europa Fortaleza, son las peores condiciones del proceso migratorio de los inmigrantes, con miles de muertes, sobreexplotación laboral y la existencia en la UE de más de 160 Centros de Internamiento, en los que más de 25.000 inmigrantes sin papeles viven en peores condiciones de vida que en las cárceles, según un reciente estudio del propio Parlamento Europeo.

Preparándose para la crisis que sabían impostergable, los estados de la UE prepararon desde el 2005 un expeditivo procedimiento (Directiva de Retorno) para quitarse de encima los/las inmigrantes que les sobran para mantener los costes salariales suficientemente bajos que necesita la “competitividad de la economía europea”. Somos los/las inmigrantes los chivos expiatorios de las funestas políticas económicas y sociales que afectan al conjunto de la población.

¡¡¡ Contra el modelo neoliberal, no a los Muros y sí a la ciudadanía universal ¡¡¡

¡¡¡ Nuestras voces, nuestros derechos, por un mundo sin muros ¡¡¡

¡¡¡ Nativa o Extranjera la misma clase obrera¡¡¡

¡¡¡ En el sur son explotados y en el norte expulsados¡¡¡

¡¡¡ Ningún ser humano es ilegal, ciudadanía universal¡¡¡


[1] Informe del Relator Especial sobre los Derechos Humanos de los migrantes a la Asamblea General de Naciones Unidas, 11 de septiembre de 2006.
[2] Hasta diciembre de 2008 la han ratificado la Convención 40 Estados.
[3] El Convenio relativo a los trabajadores migrantes (revisado) de 1949 (No. 97) y el Convenio sobre las migraciones en condiciones abusivas y la promoción de la igualdad de oportunidades y de trato de los trabajadores migrantes (disposiciones complementarias) de 1975 (No. 143) tienen relativamente pocas ratificaciones (el Convenio No. 97 tiene 45 ratificaciones y el Convenio No. 143 sólo 19). En 1999, la OIT llevó a cabo un estudio general sobre la cuestión de la ratificación.
[4] Nueve de los 46 Estados miembros del Consejo de Europa han ratificado la Convención europea sobre la condición jurídica de los trabajadores migrantes o se han adherido a ella.
[5] Informe trimestral. 31 de marzo de 2008, Observatorio Permanente de la Inmigración del Ministerio de Trabajo e Inmigración.
[6] Un 81,2% de los inmigrantes con familiares en el extranjero tiene intención de traer a su familia a España, mientras que un 7,7% no tiene prevista una reagrupación familiar. Encuesta Nacional de Inmigrantes 2007. Instituto Nacional de Estadística del 22 de mayo de 2008
[7] Según el Informe de la población extranjera empadronada en la Comunidad de Madrid, de enero de 2008, de la Consejería de inmigración y Cooperación.

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